Una empresa tiene un valor distinto tanto para los diferentes compradores como para los diferentes vendedores, por lo cual, el proceso de valoración de una empresa permite a los interesados medir la magnitud del valor del negocio. Uno de los principales motivos para realizar una valoración puede estar vinculado con un interés o utilidad pública (nacionalizaciones, privatizaciones, expropiaciones, entre otros), o, puede tener intereses privados como fusiones, absorciones, cambios estructurales en el patrimonio, compra venta de la empresa, análisis bursátiles, entre otros.
Por lo cual, la elección del modelo de valoración y los criterios a utilizar deben ir muy de la mano con la naturaleza jurídica de la empresa, así como la situación de la misma: si es una empresa en marcha o se encuentra en proceso de liquidación, si es una empresa con activos ociosos, con problemas financieros, o que cotiza o no en la bolsa de valores.
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